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Evgeny Sinitsyn, Olesia Sinitsyna

El misterio de la creación de los genios.  Rusia, Novosibirsk, 2004.

El complejo autónomo de la creación

 

Inesperadamente surgió de fuera un irritante, y en seguida ha aparecido una íntegra visión de la estructura con las verdades centelleadas e no contradictorias y las vacuidades que se descubren  entre ellas... La aspiración inconsciente al objetivo... La espera y la anticipación del resultado. Toda la vida es subordinada a la idea, pero eso no es la esclavitud. Los chapoteos de los destellos que rellenan las vacuidades, la agitación extraordinaria en el momento de búsqueda de la decisión y la sensación de  belleza de una decisión, la felicidad superior creadora y de nuevo el movimiento al objetivo alentado por la alegría del nuevo sentido, pero de nuevo el fracaso, el desengaño y la recesión. La contradicción está insoluble… de nuevo los chapoteos de la intuición, de nuevo la suerte, ella casi en las manos, pero se escapa de nuevo, tiembla, irrumpiendo en la conciencia, pero no tiene tiempo para penetrar en los callejones secretos de la memoria, vuela… Pero de nuevo brilló un rayito de esperanza, al dejar una huella en la profundidad grande, ardía débilmente allí mucho tiempo mientras la explosión de la inspiración de nuevo como del cráter de volcán no lo ha echado en el foco excitado del cerebro inflamado, y de nuevo un  sentido desconocido ha comenzado a centellear y ha sido reproducido en el cerebro.

De nuevo brilló en la aspiración del rayo de sol una nueva verdad. El pensamiento al instante se ha parado, y de nuevo el flujo de las sensaciones invadió la conciencia, la espera está insufrible. Ha llegado el tiempo del trabajo monótono, de nuevo las vacilaciones, el peso de los problemas insolubles, pero el pensamiento resistiendo, espera pacientemente de su hora, y íntegramente un objetivo entendido no da encorvarse a un viajero solitario en el laberinto embrollado de sus pensamientos. Y así - como la onda - va toda la vida creadora.

¿Cuál proceso creador de dentro? Esa pregunta es la más difícil y la más incomprensible. S. Zweig ha escrito que podemos comprender sólo vagamente la batalla por la perfección creadora y por el logro «del límite de límites», pues para los poetas, compositores, pintores, músicos esta lucha pasa dentro de los muros del taller, y solamente por sus esbozos y borradores es posible después - en caso mejor - apenas adivinar la hazaña sagrada de la creación.

Cualquier, quien trata de describir el proceso mismo de la creación y sus leyes choca con la frontera de la conciencia y la razón, penetrar fuera de los límites cuyas es casi imposible en realidad. En este sentido entre la multitud de adivinanzas de la creación hay una especial - esta adivinanza-problema: ¿por qué la creación avasalla y que pasa en la cabeza del creador y en su alma?

El interés alrededor de ese problema y la tentativa de encontrar su decisión bastante objetiva atraían muchas veces a los investigadores distintos. C. G. Jung ha propuesto la explicación exclusivamente original y casi simbólica del fenómeno de la creación artística y literaria. En su libro «La conciencia y el inconsciente» ha escrito: «Las biografías de muchos grandes pintores testimonian: el impulso creador es a menudo tan insistente que subordina todo lo humano y hace al maestro servir al proceso creador hasta en contra de la salud y la felicidad ordinaria humana.

La obra que no ha nacido en el alma del maestro es una fuerza de la naturaleza que alcanza el objetivo final con ayuda de la potencia tiránica o la perfidia delgada, la cual la naturaleza hábilmente usa, cuando eso le es necesario, no preocupandose enteramente del destino personal de una persona que será un medio de su expresión. El impulso creador vive y crece en ella como un árbol en la tierra de la que extrae los jugos nutritivos. Por eso sería razonable suponer que el proceso creador en cierto grado el ser vivo implantado en el alma humana. En la lengua de la psicología analítica este ser vivo se llama el complejo autónomo que es parte que se ha separado del alma que conduce la vida independiente fuera de los límites de la teocracia de la conciencia. Depende de su reserva energética, tal complejo autónomo puede manifestarse o como una simple infracción de la actividad consciente, o como la instancia superior capaz de usar Ego en sus objetivos» (103, p. 325).

Jung ha encontrado la metáfora asombrosa al llamar la obra de arte «un ser vivo». Eso «el ser vivo» - la obra que nace - se hace por el complejo autónomo, - escribía Jung, - aparece y desaparece independientemente de la voluntad consciente del creador. «El complejo creador, - escribe Jung, - es dotado de ese rasgo igualmente con cada otro complejo autónomo. Se abre con este respecto la posibilidad de la analogía con los procesos patológicos, ya que son caracterizados también por la presencia de los complejos autónomos … La locura divina del pintor peligrosamente se acerca al estado patológico, aunque esas cosas no son idénticos».

El pensamiento de Jung sobre la fuerza desconocida potente del complejo creador como la fatalidad confirma de un modo asombroso la poesía de Vladimir Vysotsky «Los caballos». Allí y el símbolo del destino, y el poder infinito de la creación sobre la personalidad del poeta. Los caballos que corren en el precipicio es una imagen asociativa de la creación.

Un paso falso amenaza con la pérdida inminente. Los motivos no claros e inconscientes, las imágenes se hacen por el puente que une al poeta y el mundo real. En que consiste este complejo creador autónomo, - suponía Jung, - no es posible conocer hasta que la obra del autor no acabe y no dé la posibilidad de penetrar en sus bases. «El complejo autónomo, - escribe Jung, - se desarrolla por medio del uso de la energía extraída del control consciente de la personalidad» (103, p.330).

Jung creía que la creación como la actividad mental es poco conocida para el intelecto humano. La esencia interior del proceso creador es posible comprender sólo intuitivamente, por eso describir, cómo realiza un proceso mismo de la creación es casi imposible. Pero, analizando la multitud de obras de arte y la literatura en el contexto de su teoría colectivo inconsciente, Jung ha notado que, con toda su distinción, todos ellos son vinculados de cualquier modo a través de la singularidad de la mentalidad de sus creadores. «El proceso creador, - escribía Jung, - por lo que en general podemos observarlo, consiste en la activación inconsciente de la imagen de arquetipo y en la elaboración ulterior y la formalización de esta imagen en la obra acabada»(103, p.334).

La creación de las obras excepcionales del arte o la literatura es el resultado de la capacidad de la persona sumergirse en el colectivo inconsciente (como esto pasa Jung no ha descrito) y extraer de allá ciertas imágenes genesíacas, y luego por medio de la fantasía y la imaginación creativamente transformarlas en las obras. Claro que y una persona dotada con las capacidades extraordinarias, y una persona que no tiene tales capacidades extraordinarias, debe tener algunas características individuales. Estas características individuales mentales se puede determinar como cierto complejo individual psicofisiológico, llamaremos este complejo «el complejo autónomo psiconeurofisiológico funcional». Tal complejo individual autónomo determina específicamente la comunicación de la persona con el mundo exterior y todas las reacciones de la persona a las señales del mundo interior y exterior.

Designaremos la reacción de la persona a las señales del mundo interior y exterior a través de «R». Esta reacción es sistémica, no sólo como salida de una persona en el mundo exterior, sino también dentro de los límites de su mundo interior. Es evidente que el complejo autónomo psiconeurofisiológico funcional debe ser la característica complicada construida en que se combina armoniosamente la multitud de los factores que influyen sobre la mentalidad y la conducta de la persona. Unos de los elementos esenciales de este complejo son la conciencia y el inconsciente con las estructuras informativas semánticas que son reproducidas en ellos (en la conciencia y el inconsciente). Estas estructuras representan el conjunto de los conocimientos codificados que consisten de las nociones y las comunicaciones semánticas entre ellas. Son reproducidas en la red de neurona del cerebro.

La ampliación de los conocimientos o la ampliación de las estructuras informativas semánticas que representan la obra (la creación) del genio, lleva a la aparición en el sistema mental del autor de aquel complejo autónomo, sobre que escribía Jung. Este complejo autónomo (la obra que nace) conquista sólidamente el inconsciente y la conciencia del autor y se hace por aquella fuerza autónoma fija que dirige casi fuera de su voluntad el proceso creador.

Es evidente que este complejo autónomo es determinado por los rasgos específicas de la personalidad del autor de la obra. Nuestra problema es encontrar esos rasgos que se manifiestan en el desarrollo de cualquier tipo de las estructuras semánticas. Es posible surgir la perplejidad que se puede decidir la adivinanza de la creación en los límites tan estrechos. Pero el espacio de la búsqueda está tan grande y está infinito que es necesario consecuentemente reducirlo para recibir los resultados evidentes.

¿Que predomina durante la búsqueda de la nueva comunicación? ¿Que factores contribuyen al destello? ¿En que se manifiesta el estilo original del autor? ¿Cómo comprender la riqueza de las estructuras informativas semánticas? ¿Cómo eso surge? ¿Por qué la creación de los genios es tan polifacética? ¿Si pudiéramos ver en el desarrollo de las estructuras semánticas el elemento del discernimiento de la genialidad? Tomaremos estas y otras preguntas como un modo para aprender  la creación de los genios.

 

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